Llegado el día de la conflagración dantesca
Veré tu rostro de angustia gemir, inclemente
Tus súplicas resbalarán en mí cual amargos aceites
Mientras impávidos mis ojos miran, de dolor, sonrientes

Sin paz en tu alma y sin calor en tu aliento
Con tu sonrisa desecha entre tóxi

Siento que el silencio me cuenta de a poco
Que el frío pronto hará mella en nosotros
No entiendo que puede estar tan mal dentro de mí
Para creer que el vacío me dejará sin ti

El calor del cuerpo que acaricia mis días
Lo siento distante y las caricias perdidas
Que desbor

Y toca el alma inquieta
El helado frío con que se rompe el olvido
Al ver a través del espejo en mis ojos vacíos
El perfil reflejado de tu figura excelsa
Cual escultura esbelta tallada en vidrio

Y he soñado algún día volver a verte
Impulsado por los deseos retorcidos de

Te amo en la tierra
Te amo en el fuego
Te amo en el aire
Y en el agua, te amo

Te amo profunda
Intensamente
Te amo única
Profundamente
Mas no, así te amo

Al mirar las nubes
Veo a través de tus ojos
En mi mente
Y siento que es así

Al mirar

Solo cuando miro tus ojos mi corazón se reconforta
Con solo mirar tus labios la pasión en mí se enciende
La ternura de tus facciones llena de alegría mi ser
Quiero que el día termine pronto, para tenerte cerca al atardecer

Siento entre nosotros como si el tiempo hubiese sido et

Te vi a los ojos, oh muerte
Hace un tiempo
Cuando la fortuna dejó en tus manos mi suerte

Sentí tu aliento, excelsa muerte
En la oscuridad de la tierra
Bajo escombros, tras caer 8 metros de un puente

Toque tu piel, sutil muerte
Bañado en hierro y fango
Casi ya

Solamente a ti te pertenezco
A tu abrazo tierno y austero
Tu beso apasionado merezco
Y rodearme de tu piel es mi anhelo.

Eres mi dueña, mi más grande bien
Eres a quien con mi alma amo amar
A quien con deseo pasional quiero regresar
A quien con toda sinrazón evoco mi

No quiero compartir mi trono de decadencia oscuridad y pena
Con ningún ser humano vivo mientras dure mi existencia
Y desde el más allá vaticino a quien ose heredar mi tristeza
Que el peso del mundo será poco si se atreve con sus hombros a reemplazar los míos

La inevitable codic