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Bob Dylan - Sad-Eyed Lady Of The Lowlands

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  • Veröffentlicht 2010-01-26 00:31:03
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Sad-Eyed Lady Of The Lowlands



Sad-Eyed Lady of the Lowlands Lyrics
Artist(Band):Bob Dylan
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With your mercury mouth in the missionary times,
And your eyes like smoke and your prayers like rhymes,
And your silver cross, and your voice like chimes,
Oh, who among them do they think could bury you?
With your pockets well protected at last,
And your streetcar visions which you place on the grass,
And your flesh like silk, and your face like glass,
Who among them do they think could carry you?
Sad-eyed lady of the lowlands,
Where the sad-eyed prophet says that no man comes,
My warehouse eyes, my Arabian drums,
Should I leave them by your gate,
Or, sad-eyed lady, should I wait?

With your sheets like metal and your belt like lace,
And your deck of cards missing the jack and the ace,
And your basement clothes and your hollow face,
Who among them can think he could outguess you?
With your silhouette when the sunlight dims
Into your eyes where the moonlight swims,
And your match-book songs and your gypsy hymns,
Who among them would try to impress you?
Sad-eyed lady of the lowlands,
Where the sad-eyed prophet says that no man comes,
My warehouse eyes, my Arabian drums,
Should I leave them by your gate,
Or, sad-eyed lady, should I wait?

The kings of Tyrus with their convict list
Are waiting in line for their geranium kiss,
And you wouldn't know it would happen like this,
But who among them really wants just to kiss you?
With your childhood flames on your midnight rug,
And your Spanish manners and your mother's drugs,
And your cowboy mouth and your curfew plugs,
Who among them do you think could resist you?
Sad-eyed lady of the lowlands,
Where the sad-eyed prophet says that no man comes,
My warehouse eyes, my Arabian drums,
Should I leave them by your gate,
Or, sad-eyed lady, should I wait?

Oh, the farmers and the businessmen, they all did decide
To show you where the dead angels are that they used to hide.
But why did they pick you to sympathize with their side?
Oh, how could they ever mistake you?
They wished you'd accepted the blame for the farm,
But with the sea at your feet and the phony false alarm,
And with the child of a hoodlum wrapped up in your arms,
How could they ever, ever persuade you?
Sad-eyed lady of the lowlands,
Where the sad-eyed prophet says that no man comes,
My warehouse eyes, my Arabian drums,
Should I leave them by your gate,
Or, sad-eyed lady, should I wait?

With your sheet-metal memory of Cannery Row,
And your magazine-husband who one day just had to go,
And your gentleness now, which you just can't help but show,
Who among them do you think would employ you?
Now you stand with your thief, you're on his parole
With your holy medallion which your fingertips fold,
And your saintlike face and your ghostlike soul,
Oh, who among them do you think could destroy you
Sad-eyed lady of the lowlands,
Where the sad-eyed prophet says that no man comes,
My warehouse eyes, my Arabian drums,
Should I leave them by your gate,
Or, sad-eyed lady, should I wait?

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Publicado el: 2010-01-26 00:31:03 por Gerardo Rubio

Señora De Ojos Tristes De Las Tierras Lejanas


Con tu boca de mercurio en los tiempos misionarios,
y tus ojos como humo y tus oraciones como rimas,
y tu cruz de plata, y tu voz como campanadas,
oh, ¿cuál de ellos piensa que podría encerrarte?
Con tus bolsillos bien protegidos por fin,
y tus visiones tranviarias que colocas sobre la hierba,
y tu carne como seda, y tu rostro como cristal,
¿cuál de ellos piensa que podría llevarte consigo?
Señora de ojos tristes de las tierras bajas,
donde el profeta de ojos tristes dice que ningún hombre llega,
mis ojos de almacén, mis tambores árabes,
¿debiera dejarlos junto a tu puerta,
o, señora de ojos tristes, debiera esperar?

Con tus sábanas como metal y tu cinturón como encaje,
y tu mazo de cartas sin la jota ni el as,
y tus vestidos de sótano y tu cara sin expresión,
¿cuál de ellos piensa que podría vencerte?
Con tu silueta cuando la luz solar se apaga
dentro de tus ojos donde la luz de luna nada,
y tus canciones de cajas de cerillas y tus himnos gitanos,
¿cuál de ellos intentaría impresionarte?
Señora de ojos tristes de las tierras bajas,
donde el profeta de ojos tristes dice que ningún hombre llega,
mis ojos de almacén, mis tambores árabes,
¿debiera dejarlos junto a tu puerta,
o, señora de ojos tristes, debiera esperar?

Los reyes de Tiro con sus listas de condenados
están en fila esperando sus besos de geranio,
y tú no sabías que ocurriría así,
pero, ¿cuál de ellos quiere realmente besarte?
Con tus amores de niñez en tu alfombra de medianoche,
y tus maneras españolas y las drogas de tu madre,
y tu boca de vaquero y tus enchufes de toque de queda,
¿cuál de ellos piensa que podría oponérsete?
Señora de ojos tristes de las tierras bajas,
donde el profeta de ojos tristes dice que ningún hombre llega,
mis ojos de almacén, mis tambores árabes,
¿debiera dejarlos junto a tu puerta,
o, señora de ojos tristes, debiera esperar?

Oh, los granjeros y los hombres de negocios decidieron
enseñarte los ángeles muertos que solían esconder.
Pero, ¿por qué te escogieron a ti para simpatizar con su bando?
Oh, ¿cómo pudieron confundirte?
Querían que te responsabilizaras de lo de la granja,
pero con el mar a tus pies y la falsa alarma,
y con el chico de un matón envuelto entre tus brazos,
¿cómo pudieron convencerte?
Señora de ojos tristes de las tierras bajas,
donde el profeta de ojos tristes dice que ningún hombre llega,
mis ojos de almacén, mis tambores árabes,
¿debiera dejarlos junto a tu puerta,
o, señora de ojos tristes, debiera esperar?

Con tus recuerdos de planchas metálicas de Cannery Row,
y tu marido de revista que un día tuvo que irse,
y tu gentileza, que ahora no puedes evitar mostrar,
¿cuál de ellos crees que te emplearía?
Ahora estás junto a tu ladrón, estás en su libertad condicional
con tu medallón sagrado que la yema de tus dedos doblan,
y tu cara de santa y tu alma de fantasma,
oh, ¿cuál de ellos crees que podría destruirte?
Señora de ojos tristes de las tierras bajas,
donde el profeta de ojos tristes dice que ningún hombre llega,
mis ojos de almacén, mis tambores árabes,
¿debiera dejarlos junto a tu puerta,
o, señora de ojos tristes, debiera esperar?
Escrito Por: Gerardo Rubio

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